La pregunta “¿es mejor lavar con disolvente o con agua?” è una constante en la industria del lavado de piezas metálicas a máquina.
.La respuesta è siempre muy variable porque todo depende de las circunstancias que se manejen y de los estándares de limpieza que se deban cumplir y garantizar.
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Ambos enfoques son válidos pero para tomar una decisión correcta es importante entender las diferencias entre los dos métodos de lavado.
Por ejemplo, los limpiadores de matriz acuosa
son capaces de emulsionar y condensar los contaminantes para que puedan ser enjuagados fácilmente.
En estos casos se añaden detergentes, tensioactivos, emulsionantes para mejorar el rendimiento de los productos de limpieza en este sentido; otras veces se utiliza calor y energía cinética para conseguirlo.
Los limpiadores de matriz acuosa, por ejemplo, son capaces de emulsionar y condensar los contaminantes para que puedan aclararse fácilmente.
En la mayoría de los casos, el ciclo de lavado está estructurado de tal manera que después de las fases de lavado hay “estaciones de enjuague para eliminar la suciedad residual.
Por otro lado, tenemos los disolventes que promueven la disolución de aceites y grasas en el propio detergente.
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Los componentes metálicos se sumergen en el disolvente (o se tratan mediante soluciones de pulverización), que se destila y filtra constantemente.
El poder de limpieza de los detergentes basados en disolventes puede aumentarse mediante la mecánica (por ejemplo, ultrasonidos o rotación, oscilación de la cesta).
Los componentes se tratan y limpian pulverizando el disolvente puro para llegar incluso a los rincones más recónditos; por último, el secado se lleva a cabo en alto vacío.
A partir de esta comparación inicial, es seguro asumir que las plantas de lavado con disolvente son preferibles a las acuosas porque la probabilidad de reciclaje es mucho mayor.
Los depósitos de agua no tratada donde se sumergen los componentes deben ser sustituidos constantemente mientras que el disolvente, mediante un proceso de destilación adecuado, puede ser reutilizado continuamente.
Además, cuando la cantidad de residuos y aceites es elevada, la planta proporciona una unidad de destilación separada: el disolvente contaminado y el disolvente limpio se encuentran en dos tanques distintos.
La comparación de detergentes acuosos y de base disolvente introduce el concepto de poder de limpieza del agente de lavado elegido.
Poder de limpieza.
En una solución no acuosa, este parámetro se evalúa mediante el valor KB (Kauri – butanol)entre 10 y +1000: cuanto más cerca del umbral máximo, más se puede estar seguro de haber elegido un agente con un alto poder de limpieza.
Poder de limpieza.
Sin embargo, un alto poder de limpieza puede resultar incompatible con los materiales tratados por ser demasiado agresivo.
Este tipo de evaluación no se puede hacer con limpiadores de matriz acuosa.
La evaluación de estos parámetros resulta necesaria cuando los componentes metálicos tratados tienen una geometría muy compleja.
La evaluación de estos parámetros resulta necesaria cuando los componentes metálicos tratados tienen una geometría muy compleja.
Cuando hablamos de tensión superficial
nos referimos a la fuerza que atrae a las moléculas hacia la superficie de un líquido.
Una tensión superficial elevada se traduce en una fuerte tendencia de las moléculas a concentrarse en zonas estrechas y viceversa.
Los disolventes tienen una tensión superficial inferior a la del agua, lo que les permite penetrar en agujeros ciegos y espacios estrechos, eliminando la suciedad más profunda incluso en componentes con una geometría compleja.
La viscosidad, por otro lado, representa una medida de la resistencia de un líquido a fluir: un valor bajo identifica un líquido capaz de fluir fácilmente alrededor de superficies, dentro y fuera de espacios reducidos.
Los disolventes tienen una tensión superficial más baja que el agua, lo que les permite penetrar en agujeros ciegos y espacios estrechos, eliminando la suciedad más profunda incluso en componentes con una geometría compleja.
Comparando agua y disolvente tenemos:
Agua (25° C) | 0,891 mPas |
Hidrocarburos (25° C) | 1,1 mPas1. 1 mPas |
Alcohol modificado (20°C) | 3,2 mPas |
No existe ninguna solución de lavado que sea universalmente adecuada para todos los tipos de metales industriales.
En la elección del método de lavado influyen (además del tipo de metal a tratar) el nivel de complejidad del componente, los residuos y la contaminación, las normas y los requisitos de lavado y mucho más.
Las soluciones de lavado no son universales.
Es importante que, además de alcanzar los estándares de limpieza exigidos por el sector en cuestión, el sistema de lavado garantice resultados repetibles y rentables.
El método de lavado es el más adecuado para cada sector.
Un sistema de lavado se define como económico en función de:
La suma de estos costes (referidos al lote o a la pieza individual) proporciona una estimación de la eficiencia económica del sistema de limpieza.
La suma de estos costes (referidos al lote o a la pieza individual) proporciona una estimación de la eficiencia económica del sistema de limpieza.
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